viernes, 26 de febrero de 2010
Bajé lentamente al estanque,
las ranas que cantaban
hacia la varilla
produciendo un ligero estremecimiento
en el dormido cristal...
Había ahí un banco de piedra
y me senté...
La luna y la noche
eran propicias para el ensueño.
Y pude sumergirme en una
contemplación semejante al éxtasis.
Confusos recuerdos
de otros tiempos se levantaron
en mi memoria.
Todo el pasado resurgía
como una gran trizteza
y un gran remordimiento
...y su juventud parecía
mar de soledad y de tormentas.
El alma de la anclesía
,en el recogimiento del jardín
y en el mismo pensamiento,
volvía como el motivo
de un canto lejano.
las ranas que cantaban
hacia la varilla
produciendo un ligero estremecimiento
en el dormido cristal...
Había ahí un banco de piedra
y me senté...
La luna y la noche
eran propicias para el ensueño.
Y pude sumergirme en una
contemplación semejante al éxtasis.
Confusos recuerdos
de otros tiempos se levantaron
en mi memoria.
Todo el pasado resurgía
como una gran trizteza
y un gran remordimiento
...y su juventud parecía
mar de soledad y de tormentas.
El alma de la anclesía
,en el recogimiento del jardín
y en el mismo pensamiento,
volvía como el motivo
de un canto lejano.

0 comentarios:
Publicar un comentario