viernes, 26 de febrero de 2010
Se los reconoce por sus peinados extravagantes, maquillaje negro, vestimentas de cuero. Sus miembros, sin embargo, se sienten incomprendidos y juzgados por la sociedad.
Los góticos son parte de una subcultura que se remonta al pospunk y que busca mantenerse viva. “¿Hay góticos en Lima? Pocos. Lo que sí hay es un montón de gente resentida y marginada. De esos hay demasiados, solo que no todos se expresan de la misma manera”, me dice él, que no se quiere identificar. En realidad, nadie se quiere identificar. Les prometo proteger su identidad, pero prefieren permanecer anónimos, como en las sombras a las que rinden culto esta noche.
Seguro los hemos visto en bares ocultos de calles oscuras en barrios ajenos. Bares como este: el Mao Bar. La subcultura gótica es reconocible por su estética: forrados en cuero, algunos visten máscaras de gas con púas, otros lucen peinados mohicanos y todos se maquillan con pintura negra.
Pero esta estética es solo la superficie de una actitud ante la vida. Los góticos creen que todo los conduce al fracaso y lo que más los acerca a la felicidad —una felicidad efímera— es saborear los placeres.
“Al alejarse del punk, de sus raíces contestatarias, los góticos empezaron a incidir demasiado en la estética, pero no debería ser solamente estética. Debe ser un deseo de romper los patrones, un rompimiento de las normas generales”, me dice otro. Él me habla de música clásica, de filósofos, de autores que nunca he leído y eso lo hace sonar muy intelectual. Creo que es uno de los pocos góticos auténticos en esta fiesta a la que he llegado.
Al mirarlos detenidamente me doy cuenta de que nunca los he visto de día. Supongo que no pueden caminar vestidos así en las mañanas, pero por lo menos esta noche pueden expresarse como quieren. Son capaces de crear su propio submundo, aunque saben que es irreal y que no podrán escapar enteramente de la sociedad. Entonces debo apurarme: va a salir el sol.
Los góticos son parte de una subcultura que se remonta al pospunk y que busca mantenerse viva. “¿Hay góticos en Lima? Pocos. Lo que sí hay es un montón de gente resentida y marginada. De esos hay demasiados, solo que no todos se expresan de la misma manera”, me dice él, que no se quiere identificar. En realidad, nadie se quiere identificar. Les prometo proteger su identidad, pero prefieren permanecer anónimos, como en las sombras a las que rinden culto esta noche.
Seguro los hemos visto en bares ocultos de calles oscuras en barrios ajenos. Bares como este: el Mao Bar. La subcultura gótica es reconocible por su estética: forrados en cuero, algunos visten máscaras de gas con púas, otros lucen peinados mohicanos y todos se maquillan con pintura negra.
Pero esta estética es solo la superficie de una actitud ante la vida. Los góticos creen que todo los conduce al fracaso y lo que más los acerca a la felicidad —una felicidad efímera— es saborear los placeres.
“Al alejarse del punk, de sus raíces contestatarias, los góticos empezaron a incidir demasiado en la estética, pero no debería ser solamente estética. Debe ser un deseo de romper los patrones, un rompimiento de las normas generales”, me dice otro. Él me habla de música clásica, de filósofos, de autores que nunca he leído y eso lo hace sonar muy intelectual. Creo que es uno de los pocos góticos auténticos en esta fiesta a la que he llegado.
Al mirarlos detenidamente me doy cuenta de que nunca los he visto de día. Supongo que no pueden caminar vestidos así en las mañanas, pero por lo menos esta noche pueden expresarse como quieren. Son capaces de crear su propio submundo, aunque saben que es irreal y que no podrán escapar enteramente de la sociedad. Entonces debo apurarme: va a salir el sol.
Por: Rodrigo Rodrich
Fuente: http://elcomercio.pe/noticia/420051/descubiertos-sombra-movida-gotica-bar-centro-lima

1 comentarios:
disculpe, señorita manzana... lo único qe me gusto de ese video es la canción. Cuál es ahh?? xDD
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