Memorias de la Manzana: "“El lago de los cisnes”: ballet de lujo en Lima desde el 9 de abril"

viernes, 9 de abril de 2010

Quizás “El lago de los cisnes” es la pieza del ballet más conocida del repertorio clásico o al menos la más nombrada. Lo cierto es que la leyenda de la mujer cisne —que se remonta siglos atrás en la cultura oriental— fue llevada al ballet, por primera vez, por el compositor ruso Piotr Tchaikovski. Fue en 1877 cuando con la coreografía de Julius Resinger se presentó en el teatro de Bolshoi y fue calificada como un desastre. La estructura de la obra de Tchaikovski era tan de avanzada que fue clasificada como demasiado complicada y hasta “imposible de bailar”. Luego, el famoso Marius Petipá y su asistente Lev Ivanov cambiaron su suerte al reinventar su coreografía.

UNA MÁGICA HISTORIA
Este ballet cuenta la historia del príncipe Sigfrido, quien debe escoger a su futura esposa en un baile. Esto le causa una gran tristeza y decide irse de caza con sus amigos. En el bosque, cerca del lago, comienzan a aparecer unos cisnes que se van convirtiendo en hermosas muchachas, cuando aparece Odette, su reina. Ella le cuenta que fue transformada en cisne —al igual que las demás— por el mago Rothbart y que vuelve a su forma humana solo por las noches. Además, le cuenta que el hechizo solo lo puede romper quien le jure amor eterno. Sigfrido y Odette se enamoran, pero llega el mago Rothbart y Sig-frido tiene que irse, no sin antes invitarla al baile que se realizará en el castillo.

En la fiesta aparece el barón Rothbart con su hija Odile. El príncipe, quien está bajo los hechizos del mago, confunde a Odette con Odile y la escoge como su esposa, jurándole amor eterno. Cuando Sigfrido se da cuenta, corre hacia el lago a buscar a su amada. Odette y Sigfrido luchan por su amor con el objetivo de quedarse juntos. Este es uno de los ballets más cautivadores de todos los tiempos y se podrá ver, a partir de mañana, en el teatro Segura.

UN BAILARIN DE LUJO EN LIMA
Cuando el Centro de Lima empieza a llenarse de taxis y muchos salen de sus trabajos, el cuerpo de baile del Ballet Municipal debe empezar a practicar. A las 6 de la tarde, Iván Korneiev ya está listo para el ensayo general luego de los ejercicios de estiramiento. Su cuerpo pareciera no tener articulaciones debido a la flexibilidad asombrosa que posee.

“Comencé de muy niño. Mi madre era bailarina, así que nunca me lo cuestioné”, nos cuenta este bailarín ruso, quien antes de cumplir los 7 años ya había sido admitido por la escuela del Bolshoi. Mientras conversamos, noto que los bailarines pasan frente al espejo y buscan la postura perfecta. Pareciera imposible que no lo hagan, puesto que como bailarines nacieron frente a su reflejo buscando convertirse en cisnes voladores.

Esta es no es la primera vez que Korneiev viene al Perú, pues ya estuvo aquí para otras participaciones con el Ballet Municipal. “Me sorprende el nivel que hay en esta compañía. A pesar de no contar con un presupuesto como el de los grandes ballets del mundo, realizan importantes puestas en escena y son tan profesionales”, admite. Al preguntarle por sus obras favoritas para bailar, no puede decidirse entre “El lago de los cisnes”, “El corsario”, “Romeo y Julieta”.

La lista es larga para un bailarín de su trayectoria. “Es muy difícil escoger, pero me gustan las obras en las que no solo tenga que bailar, donde pueda expresar mis emociones y la parte física no lo sea todo”, afirma. Su pasión por el baile inculcada por su madre lo ha llevado a lugares lejanos de su natal Moscú, como China o el Perú, donde él afirma sentirse como en casa. “La gente es tan amable aquí que las diferencias no se sienten, estoy muy cómodo”, sostiene. Korneiev viaja la mayor parte del año como bailarín “free lance” alrededor del globo haciendo presentaciones para diferentes compañías que requieren su presencia con varios meses de anticipación.

“Mi esposa es bailarina y mi hijo también, así que entienden mi trabajo”, nos cuenta. A veces viaja con su esposa. Hace unos años ambos participaron en “El corsario”. “Fue sensacional, ya que pude hacer lo que más me gusta sin separarme de ella”, nos cuenta.

La vida de un bailarín como Korneiev implica muchos sacrificios, estar lejos de su familia y su país por largas temporadas. “No conozco mucho Lima, voy del hotel al teatro y nada más. Comparada con Moscú, esta ciudad es demasiado calurosa para pasear”, confiesa.

EL ÚLTIMO ENSAYO
La música de Tchaikovski empieza a sonar y Korneiev parece entrar en trance mientras marca el paso. Dos barras atraviesan el escenario del ahora sin público teatro Segura y las bailarinas, gráciles y delicadas, se alistan en su posición.

En la barra no hay diferencias. Protagonistas y personajes secundarios. Rusos, peruanos y de otras partes del mundo ponen en práctica —con concentración y disciplina— los ejercicios por igual. El dominio de sus cuerpos es absoluto. Contraen los músculos y arquean el cuerpo como si se fueran a quebrar en cualquier momento. Uno creería que el ballet es solo mover los brazos y las piernas, pero cualquier movimiento implica una armoniosa dinámica que solo se logra a través del tiempo y la constancia.

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Entradas: Teleticket= desde S/.20.