En sueños...

domingo, 5 de junio de 2011

Recuerdo que estaba ahí, en mi cueva, ordenando todas las prendas roñosas; era una tarde gris de un sábado. Instantes después, sé, que llegó mi abuela con una bolsa transparente llena de panes franceses y curiosamente con un envase de mantequilla, lo cual me fue muy extraño. La evité y seguí en lo mío, cuando al voltearme veo que algo o alguien entra, me acerco al pasadizo y era ella, había entrado con una velocidad increíble a casa, me arrodillé, me senté y me tiré en el suelo llorando desconsoladamente como una desquiciada, me movías la cola y me mirabas como dándome a entender que todo estaría bien, quise creérmelo, pero no fue así. Te abracé por varios segundos que parecieron años, me miraste una vez y decidiste seguir recorriendo la casa con la misma velocidad con la que entraste.

Me había quedado devastada, llorando en el suelo, como que si no tuviera hogar y como si estuviera completamente sola en el universo. Pataleé y me jalé los pelos, lloré y grité...para después decidir ir a buscarte. A pesar de haberme sentido algo mareada, fui hasta el comedor, donde supuestamente estabas, pregunté por ti y solo vi a mi abuela cortando los panes y huntando la mantequilla, te busqué y no te hallé. Te habías desvanecido... ¡ oh, maldito sufrimiento ! Tenías que dejarme así, y aún busco la repuesta a ese suceso, todo parecía tan real, pero la verdad es que falleciste a causa de ese cáncer, hermosa criatura... me acuerdo tanto de ti, que ya no solo ni en sueños mis lágrimas brotan, sino en este preciso momento, mientras te escribo esto frente a la fría pantalla del ordenador.




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