Crónica de fantasía: PERRYFIRE POR SIEMPRE

domingo, 9 de enero de 2011

Acabo de despertar, no recuerdo realmente a qué hora ni cómo cedí al sueño anoche, sólo sé que lo último que hice fue dar de comer a Perryfire, mi hipogrifo. Son las 2 de la tarde, me apuro para poder seguir con mi rutina en la aldea y mis quehaceres. Comienzo a vestirme, estoy a punto de coger un par de manzanas cuando de repente oigo gritos y olisqueo un ligero olor a paja y madera quemada, siento un punzón en mi corazón pero, es mejor que me asome al menos por la ventana para saber qué es lo que pasa y evitar problemas.

Creo que no hay explicaciones que dar, era lo que me temía, aquellas bestias a las que llamamos Sparhawk – que son como una especie de trolls, sólo que éstos lanzan fuego, y tienen unas garras que miden cerca de un metro de largo- están acá, han destruido todo, por ende la desesperación y las ganas de no morir inundan a mis vecinos, pero en especial a mí. Debo mantenerme calmada, así que lo primero que debo hacer es colocarme mi armadura y coger mí comba, espadas, entre otros enceres. Salgo sigilosamente por la puerta trasera de mi humilde cabaña, hallo a Perryfire, ha logrado safarse de la cadena con la que siempre está sujeto, él sabe exactamente lo que ocurre, siento tanto miedo que estoy a punto de petrificarme, pero no puedo quedarme acá, debo huir, porque no quiero morir descuartizada por un Sparhawk así como lo acaban de hacer con Elora.

Comienzo a caminar y a mezclarme entre los matorrales, me doy prisa cuando de repente veo que Perryfire no está a mi lado, empiezo a sentirme desesperada a punto de llorar, cuando de pronto él con un troll – que es relativamente “joven”- caen rodando desde un montículo de tierra y piedras. Mi hipogrifo logra arrancarle los ojos de dos profundos picotazos, estoy aliviada, he sido salvada. No dudo en reaccionar ferozmente, me subo sobre el lomo de Perryfire, y vamos volando – literalmente hablando, sobretodo por él- a menos no muy lejos de la tierra, para encontrar un refugio o al menos algo que nos aproxime a una aldea segura.



El humo irrita mis ojos, por momentos toso y la dificultad para respirar también afecta a Perryfire, a lo lejos oigo un grito de un hombre pidiendo ayuda, la verdad es que no sé si será él, porque hacía tiempo que no sé nada de su vida, sin embargo decido bajar junto a mi hipogrifo para investigar. Sergei estaba atrapado entre los brazos de un troll muerto, quizá ha logrado sobrevivir haciendo como que si hubiera perecido, pero bueno él está ahí pidiendo mi ayuda y yo estupefacta no pudiendo creer que aquel amigo que no había visto por años por diferentes motivos se encontrara frente a mi ahora, en este preciso momento.

Perryfire me ayuda a sacarlo del maloliente Sparhawk, ambos nos miramos como si recordáramos todo lo vivido, le digo que debemos apurarnos o sino moriremos asfixiados, descuartizados o quien sabe, tragados por un troll, él me ofrece una mirada de alivio y asienta con la cabeza. Sergei se lanza sobre mí como si fuera una armadura gigante, una bola de fuego estaba a punto de incendiar nuestros cuerpos y calcinarlos, veo que Perryfire comienza a atacar al gran troll que nos aqueja mientras Sergei lo ayuda, la situación me está siendo ajena… empiezo a perder la conciencia, me falta la respiración y sólo veo extractos de lo que está pasando. He quedado en blanco.

Abro los ojos, siento mucho frío, me hallo en una montaña pedregosa, veo a Perryfire durmiendo a un extremo y a Sergei a mi lado sentado y balbuceando algunas frases. Le pregunto qué sucede, voltea, me mira y me dice: “¡Haz despertado!”, asiento con la cabeza y le pregunto desde que hora está durmiendo Perryfire y que no tiene que pasarse de dormilón porque debemos apresurarnos y seguir con nuestro rumbo, Sergei me mira y me dice que mi amigo por años, ha muerto. El llanto despierta en mí, dolor entre otros sentimientos, comienzo a llorar y a sentirme más sola que nunca –aunque me haya reencontrado con mi viejo amigo- porque ya había presenciado la muerte de mis progenitores a los 10 años cuando aquellos Sparhawks descuartizaron y calcinaron sus restos corporales, y ahora tenía que soportar esto. Sergei comienza a contarme que el troll y el hipogrifo tuvieron una ardua batalla, que le hizo una profunda herida en el pecho y que con las justas Perryfire nos trajo a esta tremenda montaña. Ya no quiero saber más del tema, estoy más que saciada.

Dicen que el tiempo se encarga de las cosas, pues tendré que esperar a que este dolor desaparezca, hallar junto a Sergei una nueva aldea, elaborar un plan de supervivencia para cualquier caso y seguir hacia delante, porque caer está permitido, pero levantarse es una obligación y hay que lograrlo como sea.

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