sábado, 8 de enero de 2011
Stefani Joanne Angelina Germanotta genera muchos anticuerpos entre las personas. Envidia, clamor, pavor, alegría, tristeza, pena, llanto, ironía, extravagancia, novedad, especulación y miles de adjetivos que pintan su personalidad a cuerpo entero. Pero, que una fémina de 24 años de edad, aún en auge y maduración, logre tantos pros y contras es un aliciente para esta, ya que a unos escasos 4 años de edad ya dominaba el piano y que a los 13 años, escribió su primera balada. Desde entonces, no ha hecho más que iniciar una prolífica carrera como una artista completa, un ícono para millones de personas que vitorean sus canciones, sus fachas, todo. El camino que transita ahora, no le fue dado con simpleza, tuvo que remar duramente contra corrientes alternas que la veían con extrañeza y que aún la ven como un bicho raro, tal y como se sentía en la secundaria, cuando pensaba que sus compañeros no la aceptaban.
Y es que ser un personaje que se mantiene siempre en boca de todos, debe demandar una fuerte cantidad de energía y mucho temple, pero saberse en el medio como una más y a la vez, destacarse entre todos, es una cualidad admirable. La envidia es el compañero natural de la industria musical, y Stefani no ha sido ajena a ello. Su camino siempre se ve, minado por comentarios desacertados sobre su persona o sobre cómo debe ser una verdadera artista en estos tiempos, sin embargo, ha sabido responder con hechos y no palabras a sus más acérrimos detractores. Al igual que la imagen que destila, cuando interpreta sus canciones, también está el particular sonido que la acompaña, así como también, sus videos con coreografías tan diversas como extrañas y particulares. En un artículo publicado en la revista Rolling Stone, Cyndi Lauper escribió “Gaga presenta sus ideas en una manera sofisticada. Ella tiene una increíble sensación pop. La gente olvida lo joven que es ella, solo tiene dos álbumes, pero ya inspira a otros artistas a ir adelante con su propio trabajo. Cuando veo a alguien como Gaga, me recuesto con admiración, ella no es un acto en la música pop, es un artista de interpretación”.
La fama que profesa esta joven señorita, no ha nublado su juicio, por el contrario, además de grabar discos y presentarse en festivales y conciertos diversos, también ha contribuido a una serie de organizaciones benéficas y luchando por causas que la motivan a seguir adelante. Es su filantropía, la imagen que proyecta, lo que la hace tan amada y tan odiada. Siempre rescata que tiene muchos admiradores de distintas tendencias sexuales y que se debe de lleno a ellos y ellas. Lady Gaga es una referencia inusual pero determinante en estas épocas, justamente, siendo aún tan pueril en este ambiente, ha sabido desdibujar lo antes hecho en esta industria para manipular la fama que ha conseguido a su antojo y servir de referencia a futuros jóvenes empedernidos que ven en ella, un ícono al cual seguir. ¿Qué le deparará el destino a esta neoyorquina?
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