viernes, 12 de noviembre de 2010
Temprano en la mañana, camino hacia la universidad y descubro entre rumores de conversaciones ajenas, por un viejo jirón venido a menos, que dos señoras de presencia bastante senil discuten a viva voz sobre quién pudo hacer semejante barbaridad: “¿es que acaso los hombres no tienen moral?” - decía una, mientras la otra le replicaba con severidad - : “ella se lo buscó”. Detuve mi tránsito a un ritmo pausado y traté por unos instantes de divagar sobre quién podrían estar hablando estas señoronas, sin embargo me perdí entre la incertidumbre y el cansancio. Al llegar a mi recinto universitario, escucho entre alaridos, vítores juveniles, euforias colectivas, que existe un tópico común entre mis congéneres. Logro descubrir que hablan sobre una jovencita, - la edad, la profesión, su residencia, su altura, su peso, su condición - me son ajenas aún, pero al menos sé que es una “ella”.
La intriga me envuelve. Salgo rauda de la universidad rumbo al quiosco más próximo. Un bonachón señor de bigotes engominados, me ofrece las buenas nuevas de los titulares mientras yo, me excuso con rapidez y le solicito el diario de mayor circulación. Extiende su palma derecha, a la vez que me entregaba el periódico con la izquierda. Logro divisar, enrollado y desprolijo entre sus manos el titular “se ensañaron con la pobre”. De regreso a mi centro de estudios, reviso cual detective las páginas principales, donde espero descubrir algo más sobre este asunto, que aquel par de vejestorios iniciaron en mí y que luego mis exacerbados compañeros engrandecieron. Al llegar a la parte central del periódico mi sentido de la orientación se perdió por completo. Quedé en la más completa perplejidad. El silencio se apodero de mí.
“El cuerpo de la menor de iniciales W. T. F. y de aproximadamente 15 años fue encontrado la madrugada de hoy, a orillas del río Chillón con evidentes signos de haber sido cruelmente vejada. Los restos de la muchacha se encontraban desperdigados a lo largo de la rivera del río. Aún se desconoce el paradero del presunto asesino, pero testigos afirman que vieron a un joven llegar con un costal enorme entre sus pertenencias, el cual abandonó a su suerte. De aproximadamente 19 años, vestido con una chaqueta color azul, polo blanco, pantalón jean y zapatillas negras, viene siendo intensamente buscado por las autoridades por ser el principal sospechoso en el crimen de la colegiala…".
La intriga me envuelve. Salgo rauda de la universidad rumbo al quiosco más próximo. Un bonachón señor de bigotes engominados, me ofrece las buenas nuevas de los titulares mientras yo, me excuso con rapidez y le solicito el diario de mayor circulación. Extiende su palma derecha, a la vez que me entregaba el periódico con la izquierda. Logro divisar, enrollado y desprolijo entre sus manos el titular “se ensañaron con la pobre”. De regreso a mi centro de estudios, reviso cual detective las páginas principales, donde espero descubrir algo más sobre este asunto, que aquel par de vejestorios iniciaron en mí y que luego mis exacerbados compañeros engrandecieron. Al llegar a la parte central del periódico mi sentido de la orientación se perdió por completo. Quedé en la más completa perplejidad. El silencio se apodero de mí.
“El cuerpo de la menor de iniciales W. T. F. y de aproximadamente 15 años fue encontrado la madrugada de hoy, a orillas del río Chillón con evidentes signos de haber sido cruelmente vejada. Los restos de la muchacha se encontraban desperdigados a lo largo de la rivera del río. Aún se desconoce el paradero del presunto asesino, pero testigos afirman que vieron a un joven llegar con un costal enorme entre sus pertenencias, el cual abandonó a su suerte. De aproximadamente 19 años, vestido con una chaqueta color azul, polo blanco, pantalón jean y zapatillas negras, viene siendo intensamente buscado por las autoridades por ser el principal sospechoso en el crimen de la colegiala…".
Salí raudamente de la universidad, mientras tanto mi mente divaga entre la coincidencia de reconocer aquella vestimenta que se describe en el diario así como también, la edad del presunto asesino y peor aún, la edad de la víctima. Demasiadas similitudes, pero no podría ser. Estoy imaginándome cosas. Debo disipar mis dudas. Abordo el primer vehículo de transporte para dirigirme a casa. Al llegar, una sensación extraña se apoderó de mí. Comencé a sudar frío. Mientras subía a su dormitorio, descubro con pavor huellas de barro y sangre en la escalera. Mi mirada se pierde por unos instantes. Entro sigilosamente y observo que Aníbal (mi hermano menor) está estático, frente al espejo, ambas manos apoyadas sobre el estante de madera, donde hallo un objeto oscuro en su mano derecha. Levanta lentamente su mirada hacia mí a través del reflejo del espejo, nuestros ojos se encuentran. Gira y sin mediar palabra alguna conmigo, veo que el brazo derecho de mi hermano se eleva rápidamente, todo sucede muy deprisa, no tengo tiempo ni para detenerlo. Un sórdido sonido se apodera del cuarto. Mi hermano cae sobre un enorme charco de sangre y sesos. Vestía un par de zapatillas negras, pantalón jean, polo blanco y una chaqueta color azul que le regale en su último cumpleaños.
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