jueves, 7 de octubre de 2010
Hay ingredientes que simplemente no son de mi agrado, y que por el solo hecho de estar dentro del plato, desagradan por completo a mi paladar y, difieren en líneas generales de los gustos que tengo con la gastronomía local e internacional, y digo esto, porque mi abuela materna, es oriunda de Chile y, es cosa común, que cocine platos típicos de la tierra de los mapuches. Es pues, que mi paladar está acostumbrado a estas fusiones peruano-chilenas y que he sabido contrastar. De tan amplia variedad de opciones culinarias, mi favoritismo se lanzo a la comida nuestra, peruana, rica, tan de moda por estos días y, más específicamente a los tallarines rojos de pollo.
Este plato, es una fusión de la cocina peruana con la italiana, una versión “muy nuestra” de los espaguetis con rajú y que hasta ahora no he probado, sin embargo, felizmente las mejoras, encantaron a todos y especialmente a mí. Es tan delicioso comer aquellos tallarines bañados en aquella salsa espesa, color rojo y como para no ser suficiente, una generosa presa de pollo decora, tan exquisito platillo que mis papilas gustativas veneran hasta la saciedad.
La sazón de mi abuela paterna, materna y hasta la de mi novio, me deja más que satisfecha, es poca la diferencia entre las sazones, la presentación es la misma, la porción exacta y el gusto es, sin palabras. Cebolla, ajo, tallarines, hongo, laurel, tomate, zanahoria, sal, pimienta, comino, pollo y caldo de pollo = tallarines rojos de pollo, mi réquiem culinario.
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