martes, 30 de marzo de 2010
Ayer fue el cumpleaños de mi abuelo, por parte de “padre”, uhmmm suena rara esa palabra “PADRE”. No sé porqué pero esto me hace recordar algo como esas columnas de Jaime Bayly que publicaban en el diario Correo, bueno yo me entiendo (y seguramente ahora ustedes dicen “plop”). Bueno el día había transcurrido aburridísimo hasta la tarde, comencé a alistarme para ir a la casa de mis abuelos, seguramente iba a estar la ahora esposa de Ángel (mi padre biológico), mis hermanas, así como mis abuelos (padres de Ángel). Vestí una blusa negra muy fresca, jeans oscuros, ballerinas y unos accesorios de plata, yo ya estaba desistiendo ir a su casa e hice una rabieta como una niña de 5 años que no desea ir al “nido”, pero luego respiré profundamente como quien tomando fuerzas antes de irse a una guerra.
Mi tío mayor decidió acompañarme, ya que él después de dejarme en la casa de Ángel iría a ver otros asuntos del séptimo arte “bamba” pero eso no le quita lo cinéfilo que es, ¿entiendes, no? Cabe recalcar que a mi tío mayor siempre le he dicho “papá”, siempre ha sido y es como un padre para mi, el que siempre está en las buenas y en las malas, porque… ÉL SI ES PARTE DE MI FAMILIA, lo lamento por ti Ángel porque aunque seas mi padre biológico no me nace verte ni quererte como padre, en serio… joder hombre lo siento, ¿qué lata no?, pero vamos… cómo quieres que sienta cariño por ti después de tus burlas hacia mi persona, las cuales las tenía que soportar desde que “tengo uso de razón”, o sea, literalmente hablando ¿no? Porque no voy a nombrarlas edad por edad, o sea como aquella vez lo de la cometa cuando tenía unos 6 años, o esa vez cuando estábamos con tu familia (tías, primas, primos y tus padres, o sea mis abuelos) en un parque de diversiones…. Puede que tú no recuerdes nada de eso, obvio, porque estás viejo, bueno, eres algo humano… estás lleno de errores, todo esto es complejo, para mí lo es, me refiero a que tu ser es “complicado”. Bueno, siempre delante de ti te debo decir “papá”, “pá” o como esas dos veces que te dije “padre”, lo cual me costo demasiado pero no sabía ni cómo saludarte (en fin… personas… ¿eres humano y/o persona, no?), delante de ti a veces te digo así, pero no pasa de 3 o 4 veces que te lo digo de las veces que nos vemos en persona, porque es que como que ahora nuestra relación es: “cada uno con su vida y nos vemos una vez a las 500 y eso”. Delante de mi propia familia (o sea por parte de mi madre, porque ellos si son mi familia), delante de mis amigos y conocidos, te haces llamar simplemente “ÁNGEL”, así a secas porque recalco: no me nace llamarte “padre” delante de otras personas. Ya, mucho palabreo, dejémoslo en claro: mi tío mayor es mi padre, tú Ángel eres otro pilar más que por obligación ante la ley como “padre” me ayudas en mi vida después del colegio (a lo cual me siento un MUY AGRADECIDA porque soy consciente de ello y porque en estos días con esta sociedad de porquería tener unos S/. 10 es la gloria).
Siento que quiero romper esquemas… no, mentira, sólo escribo lo que siento, pienso y describo cómo fue ayer, además es mi blog y puedo escribir lo que se me antoje, lo cual me hace sentir libre =) Vaya qué ironía: literalmente siento que mi boca está agria, es que recordarte es como una luna de HIEL.
Retomando: después de tantos meses iba a la casa de Ángel, en realidad estaba incómoda por ir, pero a la vez emocionada y nerviosa porque vería a mis dulces hermanas y a mi abuelo, en serio y es que me preguntaba cómo estarían, cuánto habían crecido mis hermanas, si estaban mas “empatatidas” o más delgadas, si mi abuelo podía caminar mejor, si se estaba alimentando bien, o si le hacía caso en todo a la señora que le cuida en sus días de ancianidad. Agarré la bolsa que contenía el regalo de mi abuelo, en ella puse también mi cámara (siempre me tiene que acompañar, la fotografía es mi vida y me gusta conservar algunos recuerdos de esta vida mediante las fotografías porque creo que de esa manera mi memoria de pollo ya no es tan severa), apagué mi móvil y lo guardé. Me despedí de mi abuelita y mi tío menor.
Salimos de casa, al llegar a la esquina de una calle le dije en broma a mi papá: “estáte atento al teléfono por si es que llamo, si ves que no vengo hasta las 11.30 preocúpate porque no vaya a ser que me rapten o algo así, ¿tienes plata? No sé dame S/.1.50” XDDD y me dijo: “tengo dos soles” yo: “ya, no importa” XD y mi papá: “cuando sean las 10.30pm llevaré el teléfono para tenerlo junto a mi, por si acaso”. Seguimos caminando, ya estábamos a media cuadra y yo con mis rabietas, toda a regañadientes. Comencé a “tocar” la puerta para que me reciban o me lanzen las llaves desde la ventana del segundo piso.
En eso vi una pequeña figura, era mi hermana menor Gabriela de tres años de edad (Gabby) y por la ventana salió una mujer, yo pensé que era mi prima pero me dije: “¿tanto se ha envejecido? Pero si es mucho menor que yo XD”, pero luego me percaté que era la nueva señora que cuida a mi abuelo. Ella me recibió, subí las escaleras, vi a Gabby e intenté saludarla, aunque estaba muy “rara” porque en sí, esa es la única palabra que encuentro para describirla aunque mi abuela me dijo la palabra “arisca” pero no sé, bueno cosas de niños (quiero suponer eso), luego saludé a mi abuela quien me dio un fuerte abrazo diciéndome: “y ese milagro que vienes qué es de tu vida, te haz desaparecido!”, luego saludé a mi abuelo.
Él estaba sentado en un sofá personal rojo de terciopelo que se encuentra ubicado al lado de la ventana, ahora me digo a mi misma: “no hay nada más triste que no poder caminar por la edad, estar sentado horas y horas al lado de una ventana donde hay mucho polvo “digno” de este ambiente asqueroso de Lima, es como estar en las combis sentado al lado de la ventana y pensativo, recordando, sólo que él está así TODOS LOS DÍAS podiendo recordar algo de su vida, porque él ya ni recordaba que una de mis tías , o sea, una de sus propias hijas lo había llamado desde Portugal para saludarlo, ni si quiera recordaba o reconocía que era mi tía quien lo había llamado, y esto (sobre mi tía que llamó desde Europa) lo sé porque la señora Berta, quien cuida a mi abuelo, me lo comentó”. Estaba con una camisa color salmón y unos pantalones color beige o algo así, bien peinadito, me comenzó a preguntar que cómo estaba, qué estaba estudiando y todo eso.
Luego apareció mí otra hermana Flor de siete años de edad, ¡y los ojos los puso como platos! Y abrió la boca muy grande, estaba como en shock pero de la emoción, me dijo: “viniste” y extendí los brazos como quien haciéndole entender para que se acerque a mi para abrazarla, y se me acercó y la abrasé más que fuerte, creo que ese un muy buen momento, me sentía querida por una pequeña, por mi hermana, por mi niña linda, aunque fuera mi media hermana, me interesa un rábano, estaba con colitas, una blusa rosada clara, aretes de plata, mucho más grande, y linda, sé que me extrañaba, pero ambas sabemos nuestra situación, sé muy bien que lo sabe.
En eso vino la pareja de mi Ángel, y también estaba algo sorprendida, también me dijo: “ohh milagro, hola Andrea”. La saludé respectivamente, luego cené con mi abuelo. Sucesivamente llegaron mis dos tías, mis dos primas, luego Ángel y al final el esposo de una de mis tías. Luego Ángel había ido a comprar la torta para mi abuelo, una de mis tías tan alegre ella, al menos mantenía la noche en buen estado, es decir, contaba sus últimas experiencias como profesora en el colegio que enseña y demás cosas, mis tías de igual manera me preguntaban sobre qué estaba estudiando y etc. Después llegó Ángel con la torta, cantamos “Happy Birthday”, tomamos un par de fotos, y comimos torta, que por cierto hubo un percance con esto y como no era para menos (porque siempre tiene que pasar, pero es: SIEMPRE) mi progenitor sacó su carácter, pero al menos por primera vez tenía razón, sólo decidí no hacerle caso y así en grupo esperar hasta que él regrese. Una vez que volvió, mis tías y demás se retiraron, ya eran un poco más de las 11.30pm y me dije: “¡mi papá!”, en eso le dije a Ángel: “este… yo también me voy, ya es tarde”, en ese momento vi que iba a explotar así que me calmé, controlé mi carácter (cosa impresionante, por cierto, gracias abuelita te quiero mucho y gracias siempre por tus consejos, me refiero a mi abuelita de parte de madre, no a la mamá de Ángel, porque no tenemos una relación “así”, PARA NADA), y esperé hasta que terminé sus asuntos para que me acompañe hasta aquí, a mi casa.
Luego me dijo: “vamos ya”, me despedí de mis abuelos, de mis hermanas y de la mujer de Ángel, salimos de su casa. Bueno al menos en esos minutos, que por cierto era antes de la medianoche, mantuve la conversación más larga y para nada conflictiva con mi progenitor, para mí fue alucinante. Estaba nerviosa, había respirado profundamente así como lo había hecho en casa antes de salir (creo ¿no? ¿Fue antes de salir? Bah ya bueno…), estaba muy segura que vendría el largo interrogatorio acerca de mi vida, sobre lo que estaba haciendo en todos estos meses, pero tú, Ángel, señor, usted sabe muy bien porque nuestra relación está como está y me es incómodo hablar en persona con usted, incluso aunque fuere por sms desde Tokio la Antártica o por cartas escritas, oiga aunque eso ya lo pasé ¿no? Salvo por las ubicaciones geográficas y lo del sms, pero hace años era así, bueno, tú sabes a qué me refiero Ángel, en fin, por suerte… detuve el comienzo de su interrogatorio preguntándole sobre mi abuelo, aparte era y es importante para mi, ya que de esa manera no había ninguna AUQUÉNIDA que nos incomode nuestra conversación “padre e hija”, lo bueno de todo fue que ambos contuvimos nuestros caracteres, estuvimos calmados, y él, sorpresivamente él, fue como que se “desahogaba” o sea el en sentido que se explayaba sin problemas contándome lo que le había sucedido a mi abuelo, incluso sobre las pastillas que debe tomar mi abuelo y que mis tías están preocupadas por eso porque no saben si les garantiza un efecto, ya habíamos llegado a mi casa y me despedí de él, me sentí bien conmigo misma porque controlé mi carácter gracias a los consejos de mi abuelita, y también porque Ángel y yo mantuvimos fuera de peleas la conversación, pero algo me deja aún pensando de todo esa conversación del trayecto desde la casa de Ángel hasta la mía: mi abuelo tenía cáncer al colon, y ahora tiene que lidiar con los estragos y las pastillas de quimioterapia.
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