sábado, 27 de febrero de 2010

Hacía ocho años que no veíamos a Mel Gibson actuando. Lo vimos en escándalos de borrachera y afirmaciones desafortunadas, así como su divorcio. Y claro, estuvo dirigiendo dos películas, la polémica The Passion of the Christ y la hecha en México Apocalypto. Ya era tiempo de verlo en acción otra vez. Basada en una serie televisiva de los años 1980, Edge of Darkness ya está disponible en la cartelera.
Después de ver unos cadáveres flotando en un lago, pasamos a una película casera de una niña jugando con su papá (Gabrielle Popa). Ya crecida, Emma (Bojana Novakovic) es recibida por su padre, Thomas Craven (Gibson), un detective del departamento de policía de Boston que vive solo. No hay referencias a la madre. Tom está feliz de ver a su hija después de tanto tiempo, pero ella no está bien. Vomita con frecuencia y le sangra la nariz.
Como para ahorrarle la agonía, cuando abren la puerta para ir al hospital, Emma es asesinada de un balazo certero. Tom rehusa tomar vacaciones y se lanza febrilmente a la investigación del crimen, en una odisea que lo pondrá en contacto con un oscuro operativo gubernamental, Darius Jedburgh (Ray Winstone), el novio de Emma, Burnham (Shawn Roberts), el dueño de la corporación para la que trabajaba su hija, Jack Bennett (Danny Huston) y un senador, Jim Pine (Damian Young).
Tom se encontrará en medio de una maraña de corrupción, negocios ilícitos y múltiples asesinatos, cuando se da cuenta de que él no era a quién querían matar, sino su propia hija. Esa situación lo pondrá entre la justicia y la venganza, poniendo en peligro su vida y las de aquellos que se cruzan en su camino. Edge of Darkness es un regreso en forma de Mel Gibson, que recuerda a sus éxitos taquilleros de la serie Lethal Weapon y resulta bastante buena para esta época de estrenos débiles. Dirigida por Martin Campbell (que dirigió seis episodios de la serie original), está clasificada R.
En una reciente conferencia telefónica con Mel, le preguntamos qué tan distinto es este papel de los anteriores. "Hay una diferencia de ocho años (risas) pero en serio, si uno deja de hacer lo que sabe hacer durante tanto tiempo, al regresar uno elige de otra manera. El personaje es diferente, un policía de clase trabajadora que tiene que lidiar con su pérdida".
Como padre, ¿pudiste identificarte de alguna manera con el papel?
Creo que la paternidad nos informa de muchas cosas. Cuando uno es padre, no vuelve a ser el mismo. Uno empieza a ver su propia mortalidad y a tener esperanza en la siguiente generación, a la cual hay que dejarle algo que le permita seguir preservando la humanidad. Además de la idea de perder a un hijo, que me parece una de las peores pesadillas. Uno necesariamente debe llegar a un lugar oscuro para investigar ese aspecto de uno mismo.
¿Cómo fue ajustarte de ser director y productor a volver a ser actor?
No hay tal ajuste realmente, todo es parte del mismo motor. Uno debe mantenerse en lo suyo y no interferir en la visión de otra persona, en su creatividad, sino más bien tratar de asistirla y estar allí como componente y comprenderla. Mi experiencia me dio mucha empatía, al punto que a veces me da pena el director (risas).
¿Por qué hacer una película así en esta etapa de tu carrera?
Ha pasado mucho tiempo, me afectó cuando leí la historia, me identifiqué, la entendí y me gustó. En mi opinión valía la pena hacerla y aportar lo mío. Tengo otros proyectos pendientes.
No eres extraño a la controversia. ¿Preferirías que la gente se concentrara en tu trabajo?
La gente se enfoca en lo que quiera, no tengo control sobre eso, pero les ofrezco mi trabajo y ellos escogen. Así son las cosas.
TRAILER, sub. en español:
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